No sabemos muy bien por qué, llegamos a la parroquia con
puntualidad inglesa para enterarnos de que todo aquí marcha mucho más lento ¿pero
alguien aquí no lo sabía ya?.
Una vez todos (faltaban la mitad) en el entro parroquial
comenzamos la reunión definitiva, no por ello la última para concretar los
campamento. Ciertamente se nos hizo un poco bola, especialmente la parte de los
aplausos Plátano, Bomba y el lluvia.
Zanjadas las cuestiones del campamento nos
fuimos a dar un primer paseo de reconocimiento por San Cristobal. Lo primero
visitar el inmenso colegio de Lavapiés, donde se desarrollará uno de los dos
campamentos. A continuación paseamos
hacia la zona del río, donde sólo las afortunadas tuvieron el privilegio de ir
en la parte trasera del Pick-up de Ismael (menos mal que no lo conducía Don
Luis).
Mientras hacíamos un pequeño tour por la parte más pobre de san
Cristóbal intentamos desesperadamente coger limoncillos sin éxito aparente,
excepto el traserito del inventor del Wayabaso, alias Raúl.
Tras el paseíto, fuimos a la Sirena a hacer la compra tanto de
casa como del campamento, entre todos (salvo Chuso que izo un: ahora me ves,
ahora no me ves, “El truco final” algo
de aficionados a su lado) requeté completamos 3 carritos hasta los bordes.
Pagamos (solo faltaba)
Tras colocar la compra que desmerece al mismisimo Makro y
comer, (DANGER: espagueti extraviado en cerebro de Itziar) fuimos a Najaio dónde
además de ver a Sebastián nos deleitaron con un interminable PIMBA PIMBA PIMBA,
al son del oleaje.
Para acabar un heladito Bon, donde te ponen, y además te
sirven. Yougur frozeen con frutitas… mmmm ggggg auuuuu!!!
Volvimos a casa, y superamos la prueba de pelar patatas con
el machete. OLÉ, OLÉ y OLE!!!
Y tras una cena typical Spanish a dormir con anófeles detrás
de la oreja diciendo: Wayabaso pa ti…
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