¡Por fin!, tras un largo año de espera vamos a Barajas ansiosos por
llegar ya a Sto. Domingo.
Pasamos un control, donde sorprendentemente a Itzi, ¡no le cachearon! Las pasamos a todas, pero a
todas, todas y tras la desordenada pero numerada entrada al avión comenzamos el
viaje. El primer susto una pequeña hiperventilación de una cooperante, que unido
al canguele intrínseco que le brota al coordi por los aviones, brindó unos
momentos de tranquilidad inesperados al pasaje, ¡menudo cuadro! En definitiva, un viaje movidito, donde más de
uno se pregunto si los pedo pesan. Por fin llegamos a un humedísimo aeropuerto
de las Américas, donde aprendimos nuestra primera lección: el “Sexi pero
vulnerable” es la mejor manera para
pasar una aduana.
Los que nos esperaban desconocían que de nuevo María Rojo
sería la última en recoger su maleta así que a ellos sí que se les hizo largo.
Don Luis, esperaba afuera preparado con el coche con el que pocos minutos más
tarde demostró que la llegada a Dominicana sería todo un choque. (este blog
está escrito con los muñone que nos quedan, Peldón por este retraso tan glande)
Sanos y salvos llegamos a lo que será nuestra casa los próximos días y tras un sonoro BIENVENIIIDOS, rencuentro y presentaciones con nuestros
amigos dominicanos, Lily con sus dos, doh micrófono despachó rápidamente a
Pechitos McTetis y compañía.
Repartidas las habitaciones y montado el “Chill out” más de
uno tuvimos que tender la ropa de la maleta antes de acostarse, pues el viaje
en submarino nos pasó factura. Cuchara, taca y a dormir.
Parecía mentira, por fin "el ruiditos de fondo de los bischo",
la palmera agitándose con la luna asomando por detrás y el fresco-calorcito de la
noche dominicana.
La noche duró más bien poco, como pudo comprobar María Novoa
tras su acertado comentario de:
-Si a la una de la mañana… ¡no cantan los gallo!
Pues toma maja, marcos empieza la jodienda con un buen:
Wayabaso pa ti ...
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