El día comenzó temprano con una misa a cargo de Ramón en la
que un año más nos sorprendieron pidiendo que saliéramos todos a saludar a la
palestra. Cada uno lo hizo como buenamente pudo, y nos aplaudieron y bueno…
esas cosas de no saber dónde meterse.
Al acabar la misa se presento el P Manolo en la iglesia y de
nuevo presentaciones, aunque hay que reconocer que a él le costó mucho menos
ponerse a hablar.... Y bla bla y bla bla que si Nietzsche que si ….
Total que la misa solo duró 1:50 horas… si es que les cuesta
terminar, se les va haciendo bola y ¡¡¡no zanjan no zanjan!!!
Media hora más tarde estábamos camino de la playa de Boca
Chica con idea de conocer nuestra primer a playa dominicana. Y, todo hay que
decirlo, bajo una lluvia mas que sospechosa de arruinar un delicioso diita de
playa. Lo de aparcar fue sencillo, simplemente dejamos el busito en un boquete
de esos que a poco están de llamarse túnel de la m30.
Del coche a la arena un sin fin de cansinos detrás con que
si “ te vendo esto mi amoooool” que si “ven a comer a mi restaurante” que si
“te alquilo una sombrilla a precio desorbitado por ser blanquito”…. A Pasionante!
Llegados a la orilla, taca! Plantamos los atillos bajo una
palmera libre. Gracias a dios el sol no brillaba, por su ausencia, claro, y no
necesitamos mucha sombra. Nos embadurnamos de cremas factor chopocientos y ale,
mientras dos cuidaban los bártulos, al mar. El agua calentita azulona y de escasa
profundidad, nos brindó la posibilidad de flotar a la deriva como sargazos.
La playa, aparentemente tranquila, sufrió un pequeño shock
en el momento en que Jésus Haselhoff entro a la carrera en el agua salpicando
para zambullirse de un planchazo a lo “ Esther Williams en “Escuela de
sirenas”.
Mas tarde comimos en un restaurantillo italiano un elenco de
pizzas variadas muy bien atendidos por las hermosototas camareras. La
conversación de la pitanza nos dejo claro que la gravedad tiene sus cosas y que
a todos nos resulta interesante una copa (D).
De sobremesa un paseo por la calle de las compras (tipica
calle de sitio de playa) y darnos cuenta de que el restaurante que triunfa aquí
es “El pollón”, tremendo cartel y tremendo …. pájaro. ¡Oju con el cartel. Finalmente
terminamos el paseo no sin antes ser “acosados”
por una panda de neglos groseros. Es curioso el cambio cultural con nuestro país,
aquí es una ofensa de esas de retarse en duelo al amanecer llamar imbécil a alguien
pero está a la orden del día gritar a las turistas obscenidades, está fatal
visto que una chica lleve a misa pantalones cortos peeeeero no hay problema en
colocarse los pechitos requeteapretados bajo la barbilla… ¡que lio!
La lluvia reapareció
nada mas subirnos a la furgoneta y nos acompaño hasta la casa.
Entre nervios y ganas comenzamos la preparación para el
primer día del reto mas importante del viaje, nuestro campa (que no es uno, son
dosh do). Los cabezazos por el sueño comenzaron a aumentar así que tiramos para
el sobre. Queridos lectores, buenas
noches y wayabaso pa ti.
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