Bien temprano, a las 6 estábamos en pie para dirigirnos a la
Casa Curial y de ahí a Santo Domingo para ser testigos de la grandísima primera
misa de Piesito. Peldón, Padre Piesito.
A pesar de que algunos no quisieran y
otros no pudieran ver completa la misa la representación del grupo que quedó
dentro se levantó en numerosas ocasiones emocionados por las palabras de su
gran amigo. Haciendo referencia al abuelo BUENO de una amiga suya, nombrándonos
al comulgar, o mencionándonos al final de la misa cómo miembros de su propia
familia. Fueron gestos que provocaron alguna que otra lágrima. Sin duda alguna
será una misa recordada por todos y por las Manitas Limpias de Piesito que
fueron protagonistas de un higiénico besamanos.
Bizcocho en boca nos fuimos a dar el último paseo por la
zona colonial de santo Domingo y por fin gracias al Padre manolo y su bonita
guayabera tuvimos privilegio de entrar en la catedral. Acto seguido vimos la
elaboración del puro bajo las explicaciones del dueño de su propia legua,
mientras nos refrescábamos con un rico jugo. Terminamos las compras de los más
rezagados y fuimos a comer a un asturiano conocido como “El Tigre” por cortesía
de la familia de Piesito, haciéndonos sentir una vez más parte de ellos.
¡Qué rico estaba todo! En
especial la tarta de dos chocolates y dulce de leche preparada para nuestro
nuevo sacerdote, la cual celebramos con un “y que cumplas muchos más (días
felices en tu vida, por supuesto)”.
Como no podía faltar al final los españoles
tuvimos que bailar. Rojo y Carlota nos hicieron una pequeña demostración de
cómo (o cómo no) bailar sevillanas. En la sobremesa no faltaron los castillos
con botellas de plástico y las ya habituales cabezadas de Carlota, a pesar del
café que tardó un chin en llegar. Tocó despedirse de nuestra familia
dominicana, volver a nuestra casa y hacer los últimos turnos de limpieza para
dejar la casa perfecta para nuestra despedida, que supuestamente empezaba a las
siete (las ocho y media dominicanas). Tras unos bailecillos y batallas de
menear la chapa la noche se torció empezando por que una de muestras
cooperantes debido a su licuefacción no nos pudo acompañar, además de por que nos
vimos sin cena ya entrada la noche. La guinda fue romper las “piernas” de la
mesa con lo que los invitados se fueron yendo y el plan de macro fiesta de
pijamas acabó por no surgir. Aún así supimos disfrutar de lo que nos quedaba por delante tomando
unas buenas papitas.
Después de nuestra peculiar cena,
la noche no había terminado, llegó el momento de hacer maletas o incluso
convertirnos en sonámbulos (ehh itz??).
Nuestro ultimo día en República
Dominicana había acabado, lo que para la mayoría de nosotros es considerado un
tremendo wayabaso.
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