Empezamos el último día de clases, ya que mañana es el
último día y hay rally. En general todos los niños están melancólicos porque
nos vamos y los buzones están llenísimos de cartas con las que seguro
lloraremos al irnos, pero la diversión en los recreos y los bailes generales no
faltan. El Harlem Shake va sobre ruedas, ¡si es que aquí se lleva el ritmo en
la sangre!
Por otra parte hemos decidido comer directamente en
Sainagua, con el objetivo de acabar la obra que empezamos. Rascamos tiempo
hasta de donde no lo hay, y trabajamos como auténticos campeones. La tarde ha
sido impresionante. Después de cinco horas y siete sacos y medio de cemento (el
record lo teníamos en 3) hemos estado empañetando, rascando y pintando, bajo la
lluvia, hasta dejar la capilla bastante apañada. Ya esta empañetando desde el
piquito de arriba hasta abajo y solo quedan los trocitos que ocupan la unión
entre el andamio y la pared.
Ha sido todo un espectáculo vernos ahí subidos bajo la
cortina de agua dale que te pego al empañete. Se nota que venimos de clima frío
porque los compis autóctonos enseguida han empezado a tiritar con el frescor de
la lluvia y nosotros nada, dale que dale!!! Aún así queda mucho por hacer, y lo
más seguro es que mañana repitamos la jugada de comer arriba en la obra, ya que
todos coincidimos en que hay que acabar aquello que nos propusimos como
proyecto al llegar a dominicana hace 21 días.
Aunque estábamos derrengados, al volver a casa cubiertos
totalmente de cemento, limpiamos a Aniceta, y nos duchamos a fondo y nos fuimos de
cena con Manolo. Se conoce que más de uno estaba “hambruno”, ya que la
bendición fue un visto y no visto, además de que la comida voló. En la cena nos
acompañó un pequeño gato sarnoso y despeluchado que iba rozando piernas al son
de un UY UY UY!
Al volver a casa preparamos el Gran Rally, con el que
esperamos tener el mejor cierre del campamento con el que los niños nos puedan
recordar. Un día más nos ha dado tiempo a hacer de todo, alargando los días a más
no poder. Tarde o temprano el cansancio nos dará un gran wayabaso.
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