Aunque fuera fin de semana amanecimos prontito como buenos
trabajadores y enganchamos a Aniceta para seguir con nuestra obra. Se
presentaba una mañanita dura y con mucho sol en la que los ‘ingenieros’ nos
dieron un día de descanso, los ingenieros en Sábado como que no van a la obra.
Los bracitos que vamos a llevar a Madrid van a ser como los de Popeye, somos un
grupo de fortachonas perfecto para hacer cemento o ‘materia’ ,como dice el padre
Manolo, y para empañetar. La fachada de
nuestra capilla mejora más y más cada día; las paredes comienzan a completarse
y Manolo es, sin lugar a dudas, el maestro de la obra, ¡menuda marcha lleva!
Menuda mano de obra se perdió la burbuja inmobiliaria.
Cuando dimos por finalizada nuestra jornada de trabajo, lo primero la limpieza de los aperos de trabajo, esa vez con unos colaboradores de excepción:
Luego regresamos a casa para ducharnos en tiempo record (las chicas, porque lo que
vienen siendo los hombres de la casa tardaron en ducharse el mismo tiempo o más
que las 8) y volvimos a la furgo para dirigirnos hacia Santo Domingo donde nos
esperaba la familia de Raul con quienes compartimos una agradable mañana en la
piscina y una comida rica, rica, ‘’sana, sana’’ en la que el papa de Raul
(Cacao) nos dio una señora lección sobre frutas tropicales todas desconocidas.
Allí Juan Alejandro, el sobrino de Raul, nos dio unas clases magistrales de
guitarra, además de enseñarnos a tooodos los animales de peluche que guardaba
en su habitación, el zoo de Santo Domingo entero.
Después de hacer unas cuantas
´ballenas’ y ahogarnos haciendo anchos buceando, decidimos ir a dar un paseo
por Santo Domingo, pero el clima no nos lo permitió lo cual nos vino
relativamente bien porque así hinchamos las ruedas de Aniceta, que andaba un
poco floja. Dos semanas después y tras 17 gasolineras (no es exageración es
dato) y tras comprar un medidor por fin encontramos una máquina de aire que
funcionaba a la perfección con su manómetro y su manguera y su aire… y de paso unos
juguitos para hidratarnos camino de San Cristóbal.
Una vez en nuestra ciudad asistimos a la misa JAR : AAAAAGUSTINOS
PAN PAN PAN PAN PAN REECOLETOS PAN PAN PAN PAN PAN (traducir los “PAN” por palmadas) donde, como siempre,
salió a relucir nuestro sentimiento agustiniano (que penita que en Madrid no
sea así) cantando las canciones típicas del colegio y contestando a las
preguntas de Ismael sobre nuestras sensaciones en este proyecto. Además Moni y
Maria Rojo nos representaron leyendo dos lecturas en las cuales la plegaria se
nos hizo bola, ¿o no Mary?
Después de unos speeches de Raúl y Jesús acerca de su ordenación nos fuimos a la Sirena a comprar comida para un batallón, como de costumbre, con el objetivo de ganar el maravilloso Mercedes de puntos con la Siremax. Al volver a casa lo primero que vimos fue al ‘chofer seguro’ encerrarse raudo y veloz en sus aposentos para dormir alguna hora, Blanca y Carlo prepararon una cena al más puro estilo americano a base de maíz del ‘pollito maiz’, y después de echarnos unas risas en las que parecía que más de una estaba llorando, nos fuimos a la cama para un gran wayabaso pa’ tos!
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