Un día más amanece nublado, lo cual implica un bochornazo
impresionante que al parecer hace que los niños del Campamento de Lavapiés continúen
con su desmedida multiplicación descontrolada… ¿De dónde salen tantos niños? ¿Por qué no
están en las listas?
Quién sabe. El caso es que un Campamento que en sus inicios
era de unos 80 niños ya va por 110. María Rojo no da crédito a lo que le toca
coordinar, pero poco a poco consigue domar con un gran trabajo a sus pequeñas
bestiecillas.
Y mientras en Lavapiés tanto los bidones de agua como los polochés empiezan a desaparecer, y Carlota está a puntito de tirarse de los pelo, con sus 22 niños patata; en Pueblo Nuevo, todo parece estar en orden e Itziar goza de una tranquila clase de “Sol 2” de apenas 6 niños.
Y entonces, en medio del caos, se nos ocurre la posibilidad
de unir las clases de primero en Lavapiés para evitar posibles pérdidas de gónadas.
Le planteamos la idea a Wilmy, el cual responde con un valioso: Yo lo solusiono ahorita… que nos deja de todo,
menos tranquilos.
Las novatas están comenzando a descubrir lo agotador pero
realmente divertido que es el campamento (algunas incluso bailan en clase solo
para llamar la atención de sus chavales, ehhh Alba!!) y todos volvemos a casa
ya entrados por fin en horarios de clases.
La tarde la chafó el diluvio universal, y el Proyecto en
Sainawá fue suspendido. Pero vamos, no perdimos en absoluto el tiempo ya que
empezamos a ordenar todo lo que Milagros nos había enviado desde Anaya y qué
tan bien nos está viniendo. Emprendimos toda la tarde en separar cuadernillos
por niveles y asignaturas, acompañados de un implicadísimo Padre Manolo que
parecía encantado con la cantidad de material del que disponíamos. Algunos
fueron a la famosa Sirena dónde una vez más Chusillo hizo de Classic One y
desapereció entre los interminables pasillos, y durante su pérdida Mónca e itzi
hacían ímprobos esfuerzos por encontrar lo que decía la concretísima lista de
la compra de manualidades: 10 botes de UHU, escarcha seca y otros…
Pero bueno, el día acabó bien (excepto por la zanja de itzi
de cena) y nos fuimos a la cama con las cosas aparentemente organizadas para
los campamentos. Los creadores de listas continuaron su ingente labor hasta las dos, hora en la que sus cerebros dejaron de funcionar. ¿Seguirían creciendo en número de niños? Si fuera así … Zaaaaaas: Wayabaso en toda la boca.
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