Día uno de campamento, nos hemos levantados todos muy nerviosos y con muchas ganas de conocer a los niños con los que estaremos las siguientes semanas. Aunque nos hemos levantados muy temprano teníamos mucho energía, no así el “bello durmiente” de Sainagüá.
María. A, María Garcia, Novoa y
Moni están en el campamentos de Sainagua. Cristina, Maité y Pilar hemos ido al
campamento de Pueblo Nuevo, cuando hemos llegado no había muchos niños parecía
que el día iba a ser tranquilito, pero cada vez que girabas la cabeza hacia las
gradas aparecían 10 niños mas, al final había como unos 100, todos muy cucos. Han
cantado el himno antes de entrar a las clases, nos hemos quedado todos con la
boca abierta sin entender lo que decían, aquí tienen un acento que no se
entiende. Ha llegado la hora de subir a las clases, los niños con una energía
increíble no paraban. Salimos al receso como dicen aquí el “recreo”. A las
10:20, al volver a entrar algunos de nosotros no podíamos ni subir las
escaleras de lo cansados que estábamos, media hora da pa mucho y ellos nos
enseñan a divertirnos.
Cuando ha terminado el campamento
hemos venido a casa a comer el famoso Mangú con Salami y Queso frito.
A falta de tener todos los
materiales, esta tarde no hemos podido ir a la obra porque estaban comprando
los materiales necesarios para empezar mañana. Asi que Raúl nos ha llevado a Haina:
ruido, polvo, mucho tráfico y mucha gente en la calle. Es allí donde realmente
nos hemos dado cuenta de la suerte que tenemos: niños pequeños a los que los
reyes no se les ha ocurrido otra cosa que regalarles un brik de leche o zumo
para jugar atándolo a una cuerda. Ha sido muy impactante y muy duro. Ver en las
condiciones donde viven todos, entre cuatro chapas literalmente, pero parecen
felices, están en familia. Ha sido IMPRESIONANTE.
Hoy también nos han enseñado lo
que realmente significa la palabra solidaridad: un monitor del campamento
Arlyn, un buen fotógrafo con grandes aspiraciones, estuvo un mes ahorrando
dinero para comprarse una cámara nueva; conoció la situación de una familia que
se había quedado sin casa debido a un incendio, y aunque es una decisión difícil
acabo dándoles todo el dinero que había conseguido para uno de sus sueños.
Más tarde fuimos a la sirena a
comprar la merienda que les damos a los niños en el receso, hemos hecho en 10
minutos 100 sándwich, lo que tiene trabajar en equipo.
Bueno y lo más gracioso del día
ha sido ver a Cristina contándonos un motón de cosas en la cena y María Garcia
con un ataque de risa a su lado.
Un día completo de aprendizaje, y
los que nos quedan.
CHINKUUUUN TSSCHH
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