Un día
más nuestra pequeña gran familia se dispone a empezar un nuevo reto. Los
niños del campamento nos esperan con la misma energía de siempre, ansiosos por
la llegada del recreo durante el que unos demuestran sus dotes artísticas,
otros juegan sin que se le acaben las pilas y unos pocos más desean poder
comprar la esperada merienda.
Mientras
que en Pueblo Nuevo se celebraba el cumpleaños de la pequeña Aimar, en Sainaguá
se dieron cuenta que en el campamento eran muchos más que los inscritos: los
piojos ta
mbién estaban correteando por la escuela.
Comimos
una deliciosa ensalada de pasta, cortesía de Pilar y Cristina. Rápidamente nos
cambiamos para ir un día más a la obra.
Allí nos
espera nuestro maestro Rudy, siempre dispuesto a cambiar el país. A pesar del
agua, el trabajo continuó durante toda la tarde, y la compra a la Sirena estuvo
un poco pasada por agua.
Pensábamos
que el día sea cavaría cenando unas ricas pizzas, pero en ese momento fue
cuando empezó el verdadero reto del día: CAMBIAR LA “LÍNEA”. Ya sabes, conocer
la cultura, compartir con la gente… vamos: la “LÍNEA”.
Hemos
desistido por esta noche, pero hasta el domingo quedan muchos días de lucha:
esto no acaba aquí.
Chinkun… shhhhh
No hay comentarios:
Publicar un comentario