miércoles, 13 de julio de 2011

Día 6. A la caza del pijama



El miércoles amanecimos hacia las 7 y algo, ya entrando en rutina. Llegamos al campa, donde los niños ya estaban esperando. Los profes nos pusimos a dar clase super motivados, llenando pizarras, pizarras, pizarras, pizarras de palma, más pizarras, vamos al modo Juanra, ante lo cual los niños no se enteraron de nada. Poco a poco fuimos calentando motores, y empezando con cosas como “What’s your name?” “My name is (y ahí se quedaron)”; o en mates donde en la misma clase un tercio y dos tercios a unos les daba 3 tercios y a otros 8 o 75. Rellenando una ficha en ingles sobre los datos personales un niño pregunto si las respuestas había que ponerlas en inglés, y acto seguido otro pregunto si tenía que poner el nombre de sus perros en inglés (uno de ellos se llama Bolita).
Entre anécdota y anécdota llegó el recreo, donde jugamos al ya mítico “topao”, “mariposita linda”, “banderita” y otros.
Mientras la parroquia de la Paz avanzaba a ritmo desenfrenado (nuestros currantes seguían dándolo todo: por fin cogieron por primera vez sus rodillos y brochas y se pusieron manos a la obra con la pintura liderados por Prado y por el artista de renombre conocido mundialmente por el exitazo TU CHICHI, número uno en Radio Disney).
En cambio en Pueblo Nuevo la cosa no pintaba tan bien PARA NADA. Bajo las órdenes de nuestra generalísima Clara, continuábamos descubriendo la existencia de habitaciones repletas de utensilios y trastos de tiempos de Maricastaña; tras unos cuantos lanzamientos de sillas a modo de proyectiles poco a poco conseguimos ir despejando aquellos eternos baúles de los recuerdos que conformaban las habitaciones.
Alli comenzamos a conocer la dinámica dominicana en esencia nuestro APLATANAMIENTO emprendía sus primeros pasos.


Las cuatro estudiantes de medicina que participan con el grupo llevan a cabo su labor no sin sorpresas. Durante la mañana colaboran pasando visita en el dispensario medico y por la tarde hoy realizarían el primer intento de acceder a la sala de partos del hospital Juan Pablo Pina de San Cristobal. A pesar de que en este país la sanidad es algo rústica, sorprendentemente nos piden un pijama para poder acceder a la sala de partos y a los quirófanos de ginecología y obstetricia.
Tras pedir consejo para buscar una tienda donde poder encontrarlos, las pacientes de la sala de espera de sonografías nos dan un papelito con dos direcciones apuntadas.

El buen hermano Erick se ofrece a llevarnos a las 4 y ya de paso darnos un tour por San Cristobal.

Primer intento: Avenida de la Constitución, tienda de Carmen Salazar. Encontramos todos los tipos de uniformes laborales que se pueden imaginar, incluyendo los colores (por ejemplo rosa chicle), pero……. Sorpresa!!! No hay pijamas de quirófano. Aún así, la buena de Carmen Salazar nos informa de que cuatro esquinas más abajo, doblando a la derecha y bajando un poco encontraremos una tienda llamada PreMed donde podremos encontrar todo tipo de ropa para médicos.

Segundo intento: para nuestra sorpresa la tienda de ropa médica se ha convertido en una fotocopiadora, que para no desentonar con el país no tiene luz eléctrica y hace meses que no trabajan con material médico, eso sí, nos piden encarecidamente que si encontramos un lugar donde vendan pijamas de quirófano volvamos a decírselo.

Tras agotar la paciencia de Erick decidimos volver a casa, previa llamada a Ilia (la doctora que se ocupa de nosotras, nuestra madre dominicana) para que nos compre unos pijamas en la capital.
Mienra en San Cristobal comienzan los trabajos de tarde de limpieza, raspa y pintura de los salones parroquiales de Nuestra señora de la Paz.
Arduo trabajo que hace que los cooperantes saquen sus primeras vejigas, en las manos.

Para tranquilidad falimiliar, la comida está siendo un sin fin de sorpresas. Alguno se ha tomado en serio su labor desde el principio y traia sus recetas preparadas, otros basandose en la improvisación del desconocimiento hacen lo que pueden.
Tanto es asi que nos movemos entre comer unos días zanja otros, manjares del olimpo. La distribución por parejas no esta siendo mala, teniendo en cuenta que nuestras cualidades culinarias son eso CULI-narias, mas bien malas. Menos mal que los que algo saben ponen su granito de arena en consejos e indicaciones. Tanta buena fé no ha sido suficiente y no nos hemos librado de comer ya algún día zanja. Es ese plato con un una textura uniforme, apelotonada, insabora, insípida y en
ocasiones insalubre con un sabor que no te esperas.






Es curioso por que aun con estas referencias, dudo que perdamos peso.
La salud respeta y salvo algún que otro pedete pintor, todos bien.

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