A pesar de la pérdida de Patricia y de la
rotura de esquemas, nos levantamos contentos e ilusionados por ir a la playa
aunque hubiéramos preferido levantarnos a las 5 de la mañana para irnos al
paraíso de Baya Hibe, pero gracias a nuestros GPS particulares Betty y Peniel improvisamos un plan mucho mejor que Boca
Chica, ¡rumbo a Salinas!. El trayecto se hizo mucho mas ameno con DJ Peniel en
cabina y el paisaje que podíamos observar a través de los cristales tintados de
Aniceta. Una vez en Salinas, Betty tuvo una revelación en la que decidió que
sal y Salinas estaban estrechamente relacionadas (oh Bettyinteligencia). En la
zona hay unas tremendas explotaciones de sal (Salinas) muy curiosas y unas
dunas super-mega-tochas.
Tras un paseo ventosisimo (no piensen feo,
nadie kétchup a la vista) por las flecha de arena, decidimos asentarnos bajo la
sombra de unas palmericas, sacamos todos los bártulos y al agüita patooooos.
Siguiendo su cruda trayectoria en cuanto a su coordinación
corporal, Anabel metió la pata hasta el fondo: hasta el fondo de un erizo,
digamos que lo aplastó como si de una colilla se tratara. Os dejamos una foto
en la que si observáis podréis contar exactamente 21 púas que tardaron hora y
media en sacarse por el cirujano frustrado, osease el Coldi. A pesar de nuestro
escaso material de buceo (gafas de Itzi) Jaime tuvo la suerte de encontrar una
estrella de mar que fue la mascota del grupo durante media hora aprox, sin
olvidarnos de su compañero el pepino de mar que tenía el clásico tacto que no
te esperas. Fotos, baños y quemaduras y vuelta a casa pero no sin antes
recordaros el fracasado intento de María de seducir a un marine. Siguiendo la
costumbre dominicana, nos paramos en medio de la autopista, así como quien no
quiere la cosa, y entramos en una dulcería (como la llama Peniel) para comprar
los dulces típicos de la zona. Nuestros favoritos fueron los ‘Deditos de
novia’, que no velitos de novia como entendimos muchos en la furgo.
Al llegar a casa todos muertos nos fuimos
rápido a dormir pensando en el madrugón que nos esperaba al día siguiente.
Creo que los ronquidos se deben oír por Madrid,
Borja se ha dormido, pero eso es otro tema.
Menos mal que lo que pasa en Dominicana se queda en Dominicana.
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