Sábado sabadete, nos levantamos
todos y tras revolotear un par de horas como moscas nos dirigimos con nuestros
dos nuevos sherpas “de confianza” hacia las cuevas de “EL POMMIER”. Estas
cuevas son la Altamira Dominicana y en su interior albergan seres inmundos,
medio rata medio pájaro que a Jaime se
le enredaban en el pelo. La expedición la conformaban: un guía, 13 cooperantes,
3 sherpas, 7 arañas y 5845 ratas
voladoras. Las recorrimos contemplando las maravillosas pinturas tainas y las
numerosas estalacticas y estalagmitas (vamos, lo de arriba y lo de abajo). Tras
las explicaciones del guía, “alumbra, alumbra, alumbra ”, “Creo que me ha
cagado algo”, “Dios mío, una araña”, “cuidado que se agarran en el pelo”, “woo,
Pat, chanclas” y vainas del estilo, conseguimos salir.
Una rápida escapadita, o mejor
dicho, huida a Santo Domingo justo para la hora de comer. Hamburguesas y
cachapas (descripción de uno de nuestros cooperantes: una masa con maíz
aplastado que podríamos usar para masillar en Haina) for everybody y unos heladicos, incluido
sabor zapote (rico, rico, delicious).
Para variar con prisa, volvimos a
casa para asistir a la misa JAR (¿Qué somos? Agustinos tatatatata Reeecoleetos)
y ver el debut de Amaia como nazarena principal de la procesión de inicio. En
lugar de una homilía normalita nos
deleitaron con una representación muy ‘nanananana PINTURA’ interpretable de
muuuuchas maneras diferentes. Finalmente para cerrar la misa nos ofrecieron una
actuación de teatro negro, negro, pero muy negro en el cual participaban los
cooperantes dominicanos y algunos niño del campamentos a los que Patri organizó
rápidamente.
La conclusión de la misa la podríamos dejar en ‘el pompom los
microfono’.
Al llegar a casa nos dimos cuenta
de que a los dominicanos se les había hecho
bola su propio plan de playa, Baya Hibe. Entre teléfonos apagados,
buzones de voz y gente sin ganas nos vimos fuerísima, así que nos fuimos a la
cama con mazo pelo y mazo dientes sabiendo la masa de gente que nos íbamos a
encontrar en Boca Chica, que fue el plan b.
Menos mal que lo que pasa en
Dominicana se queda en Dominicana.
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